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domingo, 30 de octubre de 2011

Domingo. Me levanté a las seis de la mañana y me fui a correr. Corrí, corrí, corrí. Pensé en todo lo que me está pasando y en las decisiones que debo tomar. Me despejé. Regresé a casa y desayuné café con leche, tostadas con queso crema y jugo de naranjas. Ordené mi cuarto. Me puse al día con la facultad y terminé de hacer todas las guías de problemas (hasta la número quince, inclusive). Me conecté a facebook, hablé con el chico más lindo y me invitó a salir. Domingo ideal.
Sí leíste todo lo anterior, fue en vano. Son las diez y cuarto de la mañana, me levanté hace diez minutos. Y acá estoy, escuchando Serú Girán, haciendo pulseras y comiendo galletas de avena y manzanas. Y no pienso hacer más que eso en todo el día. Relax, take it easy.

domingo, 23 de octubre de 2011

Hay días felices. Días grises, soleados o inestables. Días en los que tenés ganas de gritar que sos feliz y días en los que quisieras cavar un pozo, meterte adentro y no salir más, nunca más. Y bueno, hoy es uno de esos días. Es increíble el talento que tengo para arruinar las cosas, la máquina de cometer errores y meter la pata que resulto ser. Pero si sos una genia Alejandra, quédate tranquila que en el arte de ser pelotuda nadie te quita el título. Dios mio. Ni una nota coherente puede hacer. En fin, me voy a dormir que es lo único que hasta ahora (toco madera) me sale bien.

domingo, 16 de octubre de 2011

Lindo domingo. Comí como si hubiera llevado una semana de ayunas. Que pollo a la parrilla, que tarta de frutillas. Así voy a quedar. Debería empezar el gym, debería. No sé, esto de la facultad, trabajar all day e inglés me están consumiendo todo el tiempo libre. Pero empieza el verano, musculosas, shorts, polleras. Época del año en que una aprovecha a mostrar todo lo que tiene o no. Y no soy la excepción. Olvidate, mañana empiezo el gym, la dieta y dale que va. Tengo sueño. No hice nada de la facultad, como de costumbre. Lo extraño. Tengo ganas de mandar a la mierda al chabón que me está hablando en este mismo momento vía chat de facebook. Y no, no lo hago. ¿Por qué me cuesta tanto decir que no? Soy una idiota. Qué noticia, já. Me voy a dormir. Es temprano. Desvarío.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Días inestables, grises, nublados, lluviosos, húmedos. Días que no favorecen ni mi humor ni mi autoestima. Días que quiero que pasen rápido, lo más rápido posible. Me pregunto ¿dónde estás primavera? Te extrañamos.

jueves, 6 de octubre de 2011

A partir de hoy prometo no hablarte, no buscarte, no desearte. Prometo no ilusionarme más, no mantener las expectativas tan altas. Prometo no extrañarte (al menos no tanto). Prometo no buscarte, no más, NUNCA MÁS.

domingo, 2 de octubre de 2011

Qué hermoso fin de semana, la verdad. Cabe aclarar que prevalece la ironía, of course. A la mañana rendí el primer parcial de química y me fue para el orto, sí. Con suerte llego a un dos. Salgo de rendir, voy a mitad de cuadra y veo el colectivo en la esquina. Corro. Sí, me vió. No, no me vio un choto, el muy puto cerró la puerta y arrancó nomás. Un genio, la verdad. Media hora de espera hasta que al fin se dignó a aparecer otro medio de transporte. Hasta las manos. Subo, pongo la tarjeta (odio utilizar eso verbo, pero el otro que se me ocurre para describir la acción tiene una extremada connotación sexual, créanme) y la muy forra marca error. Fuck. Espero a que los demás pasajeros saquen boleto y me dispongo a sacar las monedas. Y me acuerdo que no tengo monedas como de costumbre. Apenas llegaba a cincuenta centavos. Abro el bolsillo de la cartera y rescaté un par. Van pasando y cuando faltan veinte centavos me quedé sin monedas. Manos en los bolsillos, en la cartera, en el monedero, y nada. No hubo caso. Estaba roja de verguenza. Por suerte el chabón que estaba atrás se apiadó de mí y me dio lo que faltaba. Llego a casa. Me conecto. Estaba tan feliz. Me entero que mañana no salgo. La puta madre, otra vez lo mismo. Y acá estoy, frente a la computadora, odiándome por ser tan idiota e ilusionarme de la nada, odiándolo por ser tan lindo y poderme tanto.
Sabía que no debía mantener mis expectativas TAN altas.